EN DEFENSA DE UN MODELO SOCIAL
Publicado por Vecino chivano | | miércoles, 25 de noviembre de 2009en 4:14 | Etiquetas: Agrupación socialista de CHIVA, GONZALO GUILLEN
La era del Estado ha muerto. Los cimientos ideológicos sobre los que se construyó la Europa democrática y social tras la II Guerra Mundial ya no sirven y deben ser destruidos.
Así de contundentes son las conclusiones a las que llego después de escuchar la opinión del Sr. Negro.
Desde el punto de vista ideológico, haríamos una descripción del personaje situándolo en el movimiento neo-conservador con cierta tendencia al anarco-liberalismo (libertaries) que abanderan pensadores como Hayek.
Es muy interesante escuchar al Sr. Negro porque nos sirve para acercarnos a la realidad de un pensamiento que, sorprendentemente, no parece que atendamos lo suficiente cuando se está fraguando como el discurso ideológico de la derecha anglosajona, o lo que es lo mismo, de la derecha de los países más poderosos.
De entre toda la marabunta de ideas que me provocó al escucharlo, comenzaría a resaltar que no se está siendo lo suficientemente consciente desde la política europea del peligro que corre nuestro modelo frente a los amantes del liberalismo extremo. La ciudadanía europea está viviendo muy alejada de la realidad y está siendo mal informada acerca del verdadero debate ideológico que se está fraguando y que, indudablemente, terminará provocando convulsiones similares a las de una batalla campal. Los ciudadanos europeos creemos que nuestro modelo de desarrollo, (basado en un crecimiento económico razonable, no tan acelerado como el del mundo anglosajón, combinado con la cohesión social mediante un verdadero estado del bienestar) está sólidamente asentado y que no corre peligro. Después de escuchar la conferencia (justificando la desaparición del Estado con los viejos y caducos argumentos que de siempre ha utilizado el liberalismo como la ineficacia de la administración o las corruptelas del Estado) me viene a la cabeza la necesidad de alertar a la ciudadanía europea en general de que pongan los pies en el suelo. Es necesario que la ciudadanía sea consciente de lo que se está fraguando en las batallas políticas. Es necesario que las personas sepan que dependerá de las opciones políticas que lideren el proceso de construcción de una unión política el que esta unión mantenga y desarrolle nuestro modelo actual, o bien lo sustituya por el eficiente modelo neoliberal norteamericano.
Vivimos engañados creyendo que el cambio de color político tan solo altera pequeños matices a la hora de adoptar decisiones o de gestionar la administración. Creemos que las diferencias entre derecha e izquierda se han disipado dando lugar a un difuminado de ideas que nos llevan al mismo destino. Pues aquí les traigo una razón más para creer que detrás de las diferentes siglas hay objetivos a largo plazo bien distintos. Aquí les muestro como detrás de la gestión política diaria se encierra una ideología que pretende construir modelos sociales antagónicos: uno con Estado y otro destruyéndolo. De hecho, este modelo propagado por los neocon y anarco-liberales aspira a la misma utopía de un mundo sin Estado como lo hicieron los movimientos anarquistas o el marxismo pero con una substancial diferencia: pretenden mantener el status quo social existente previamente. Se trata de un modelo de pensamiento que aniquila el tercer valor de las revoluciones burguesas de la confraternidad y aplasta cualquier vestigio de igualdad. Se trata de eliminar aquello que molesta a los poderosos para poder seguir con la dinámica natural darwinista: el Estado. Cualquier forma de regulación, de generación de normas que entorpezcan la natural tendencia del mercado hacia la acumulación del capital es vista desde esta óptica como el “enemigo”. A cambio, nos ofrecen una sociedad “libre” donde el contrato privado entre ciudadanos regule la vida social. Denigran la capacidad del Estado, al que tildan de despilfarrador, poco eficiente y corrupto para, en definitiva, esconder su verdadero temor: que exista una autoridad legítima sobre sus intereses.
El Sr. Dalmacio Negro no escatimó en adjetivos peyorativos para la figura del Estado, y tildó al orden europeo de estatista, como si de una nueva corriente totalitaria se tratase. La dictadura del Estado; así es como ven Dalmacio Negro y los neocon la existencia del estado social de derecho. Arremete así contra dos corrientes básicas de la politología: la del marxismo y la de Max Weber; porque si el Estado es el enemigo, la administración pública se transforma en el brazo ejecutor de la tiranía del Estado.
Atacan también a otro pilar fundamental del sistema: el derecho. Para los neocon, el derecho, la ley que emana de los parlamentos, no es legítima, sino que representa otro artificio que el Estado crea para dominar a la sociedad. Así, los neocon, nos llenan de florilegios acerca de la naturaleza de la ley en el mundo anglosajón (el que más cerca está de alcanzar la utopía anarco-liberal). Describe el derecho público como las normas con las que opera el siniestro y maléfico brazo ejecutor del Estado, como si los parlamentos en los Estados sociales de derecho fuesen laboratorios secretos donde un grupo de golpistas conspiraran contra la sociedad.
Volviendo al tema de la dialéctica de modelo europeo contra modelo anglosajón, quiero resaltar que, es aquí donde básicamente podemos encontrar el debate ideológico clásico de izquierda contra derecha. Pretender encontrarlo dentro de uno de los dos modelos es, a mi juicio, un ejercicio que nos alejaría de la realidad y de los verdaderos fundamentos del debate y de la dialéctica.
Mientras existió el mundo comunista, no había duda (aparentemente) de donde se encontraba la izquierda y donde la derecha en el espectro geopolítico, pero ésta es, a mi juicio, una visión reduccionista y deformada de la realidad. Cuando se derrumba el comunismo, este acontecimiento es interiorizado y utilizado como propaganda de la derecha neoliberal como el triunfo de la superioridad de un sistema y una ideología sobre otra: la derecha a demostrado su superioridad ideológica, moral y práctica (dirán los ideólogos liberales como Fukuyama). Pero esta lectura es, a mi entender, equivocada y propia de una manipulación para servir de propaganda a una ideología. Argumento esto porque se pretende obviar la existencia de otro paradigma en el mundo más allá de socialismo científico de la URRS y el neoliberalismo del mundo anglosajón. Se está englobando dentro de los vencedores a la Europa social y democrática, que tras la caída del bloque soviético pasará a representar un modelo a la izquierda del modelo anglosajón. Europa no se construye bajo un paradigma liberal ni bajo un paradigma marxista; Europa se construye y se desarrolla bajo el paradigma social-demócrata, ésto es, un paradigma propio de la izquierda. Europa, en el medio de dos gigantes enfrentados, y con una riqueza política e ideológica muy superior a la de los dos bloques, configura sus Estados bajo un modelo de economía mixta, y fuertes prestaciones sociales; con un importantísimo papel del Estado como elemento regulador. Es el modelo que le permite reconstruirse tras la II Guerra Mundial y tiene como paradigma ideológico la mixtura del socialismo democrático, la democracia cristiana y, posteriormente, el eurocomunismo. El papel del liberalismo puro es poco significante, y en Europa siempre hablaremos más de un liberalismo social con raíces en el pensamiento de autores como John Stuart Mill.
Es por esto que pretendo resaltar que tras la Segunda Guerra Mundial, en el mundo convivieron tres paradigmas, y no dos como tantas veces se intenta remarcar: el mundo anglosajón liberal, el bloque soviético estatalista y la Europa socialdemócrata. Y es precisamente esta realidad uno de los motivos por los que los neocon han sabido reaccionar tan rápidamente y han conseguido hilar su pensamiento en cuestión de pocos años. Ellos sí eran conscientes de que, el enemigo, tras la caída del campo socialista, pasaría a ser automáticamente el paradigma socialdemócrata europeo. Mientras los ciudadanos europeos observábamos atónitos la caída de la URSS, el mundo liberal nos hizo sentirnos partícipes de la victoria de su sistema como propio, sin ser conscientes de que nuestro paradigma era diferente al de ellos, y sin caer en la cuenta que la caída del campo socialista no significaba más que un primer paso en la línea argumentativa del neoliberalismo para atacar cualquier forma de intervención estatal o de forma de regulación del Estado.
Decimos que existe un modelo estable bajo un paradigma en Europa ya que, durante cincuenta años, pese a las naturales diferencias y tensiones entre opciones políticas de derecha o izquierda, ha existido un tipo de Estado propio europeo fundado bajo los principios de legalidad, economía mixta y fuertes prestaciones sociales. Lógicamente, las diferentes opciones habrán puesto más o menos énfasis en unas u otras cuestiones dependiendo del criterio ideológico, pero no se ha puesto en duda que el Estado debe ser garante de ciertos servicios sociales universales y de que tiene capacidad de intervenir en situaciones complicadas para reactivar la economía y corregir los fallos del mercado.
Claramente, este modelo de Estado es diferente al del mundo anglosajón (con especial importancia si lo comparamos con el de EE.UU). Un simple ejemplo de que Europa hoy representa el nuevo paradigma de la izquierda está en que bajo el paradigma liberal norteamericano, las fuerzas de izquierdas lo que reivindican es parecerse más a Europa (en cuanto a sus modelos de protección social, etc.) al igual que la derecha europea, intenta en la actualidad parecerse más a EE.UU (liberalización de los servicios públicos, desmontar el Estado Social, reducción de gasto público, etc.). Otro ejemplo que demuestra nuestra diferencia de modelo lo encontramos si analizamos la oferta electoral de la derecha y la izquierda en cada paradigma: el Partido Demócrata Estadounidense habría dado un importante paso hacia la izquierda si lograse desarrollar programas políticos un poco parecidos a aquellos que presentan fuerzas que, aquí en Europa, pertenecen al espectro conservador (por ejemplo la democracia cristiana), al igual que si un partido de centro izquierda desarrollase un programa similar al del Partido Demócrata estadounidense sería rápidamente tachado de neoliberal.
Volviendo a Don Dalmacio Negro, quisiera acentuar los tópicos que utilizó para defender sus tesis. Se trata de los tópicos que el pensamiento conservador ha venido utilizando históricamente para justificar sus planteamientos: el miedo hacia cualquier forma de amenaza que viene del exterior (en el caso de Dalmacio y el actual pensamiento neocon se trata de la amenaza islamista), la desconfianza en las instituciones públicas, en la política y en los políticos, y en definitiva, el rechazo a cualquier constructo que no sea el mercado y su lógica.
Los anarco-liberales y neocon como Dalmacio Negro olvidan deliberadamente explicar que son precisamente mecanismos como el Estado los que (con todas sus deficiencias y problemas) garantizan realmente un acceso justo a los servicios públicos para todos y en consecuencia, unos mínimos de dignidad y bienestar a los ciudadanos que formamos una República. Es por ello que me gustaría concluir haciendo un llamamiento a todos aquellos ciudadanos europeos que crean en el mantenimiento de nuestro actual modelo, sin distinción de creencias ni de tendencias morales.
Si pretendemos mantener nuestro actual modelo (que repito, es el último modelo de izquierdas del mundo desarrollado) debemos atender y mejorar aquellos aspectos que son los principales objetos del ataque de la artillería neoliberal para, desmontándoles su ideología, dejarles sin argumentos En mi modesta opinión debemos mejorar la administración haciéndola realmente eficaz, potenciar la participación ciudadana, generar leyes para evitar la dominación, pero sin dar ni un paso atrás, y si cabe, muchos hacia delante en la ampliación del estado del bienestar para poder abanderar el modelo de una sociedad realmente más justa y feliz.
Gonzalo Guillén Tarín (Politólogo y analista político)
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