Al margen de las concesiones a Pajín, el «núcleo duro» estará controlado por Puig
El nuevo secretario del PSPV, Ximo Puig, consumó ayer el regreso del sector lermista a los resortes de poder del socialismo valenciano, aunque esta vez compartido con la corriente pajinista y con los ciscaristas. A pesar de haber diseñado —tal como adelantó ayer ABC— una amplia ejecutiva con 69 miembros, más del doble que los que formaban parte de la dirección de Jorge Alarte, lo cierto es que los partidarios del exsecretario general, así como los de Manuel Mata (que rechazó integrarse en la ejecutiva) o los de Francesc Romeu tienen una presencia más bien testimonial.
Es más. El sector lermista se ha garantizado el control casi absoluto del comité nacional, el órgano encargado de confeccionar las candidaturas electorales, con el exalcalde de Elche y expresidente del PSPV Diego Macià a la cabeza —también accede al comité el veterano exsenador alicantino Ángel Franco—. En cuanto a la ejecutiva que dirigirá Puig los próximos cuatro años, los puestos clave han quedado en manos del lermismo y el pajinismo, con la excepción de la vicesecretaría que ocupará Francesc Romeu, quien también será portavoz.
Así, la presidencia del PSPV queda en manos de la ilicitana María Teresa Sempere, mujer de confianza de Macià —quien, según las fuentes consultadas, llegó a aspirar a ocupar él mismo el cargo, tal como hiciera en la etapa de Ignasi Pla—, mientras Organización pasa a manos del lermista Alfred Boix, que ya se encargó de la «fontanería» socialista en la etapa de la gestora presidida por Joan Lerma, precisamente, tras la dimisión de Pla en 2007.
Premio para Ana Barceló
Otros dos colaboradores de Puig jugarán también papeles destacados en la ejecutiva. El exalcalde de Gandía y portavoz en la Diputación de Valencia, José Manuel Orengo, será vicesecretario de Relaciones Institucionales, y el portavoz municipal en Valencia, Joan Calabuig, será secretario de Grandes Ciudades. En cuanto a los pajinistas, Ana Barceló será la vicesecretaria de Política Autónoma —y ve compensada así la desaparición de las ejecutivas provinciales—, la diputada provincial Ana Paula Cid se queda Movimientos Sociales, y el diputado nacional Federico Buyolo será el responsable de Movilización.
Como anécdota, Víctor Sahuquillo —antes alineado con Alarte, pero que apoyó a Puig en el congreso— sigue en Acción Electoral, pese a los desastrosos resultados cosechados por el PSPV en las últimas convocatorias.
La financiación del PSPV
Las negociaciones para cerrar la ejecutiva, a pesar de su amplitud, se alargaron durante toda la noche. Puig incluso tuvo que solicitar una prórroga del plazo para registrarla, que expiraba a las ocho de la mañana. El recuento también se alargó más de lo esperado, y Puig incluso tuvo que ser atendido —por el líder del PSOE de Murcia, Rafael González, médico de profesión— de una bajada de tensión.Y, a pesar de todo, el porcentaje de apoyos obtenido por la lista fue superior en muy pocos puntos al respaldo obtenido por el propio Puig, lo que muestra que no fue capaz de atraerse a los sectores derrotados.
Así, la ejecutiva fue aprobada con un 65,7% de los votos, frente al 61,14% de apoyos obtenidos por Puig. Hace cuatro años, Alarte ganó con un 51% de los votos pero logró que más de un 61% de los delegados apoyase la ejecutiva —es, decir, diez puntos más—.
En cuanto a las consecuencias del congreso, el nuevo secretario general del PSPV ya ha avanzado que dejará la Alcaldía de Morella —es también diputado nacional—. Asimismo, todo apunta a que Alarte no seguirá como portavoz en las Cortes, y la alicantina Ana Barceló tiene muchas papeletas para tomar el relevo en la Cámara.
Más incierto aparece el futuro financiero del PSPV. Con la caída de los ingresos por cuotas, la difícil relación que van a mantener Puig y Rubalcaba puede limitar la financiación de los socialistas valencianos a través de la subvención que recibe el grupo en el Congreso
D. MARTÍNEZ
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