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Doble retrato de Chacón y Rubalcaba

| | lunes, 9 de enero de 2012
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Rubalcaba se parece a las tristes figuras del escultor Giacometti y Chacón se parece a las alegres mujeres del pintor Zabaleta, pero esas similitudes son engañosas, pues los seguidores de ambos echan desesperadamente de menos en su líder muchas virtudes del otro. Rubalcaba es el centro y Chacón es la periferia, pero no la periferia geográfica, como era Zapatero, sino la periferia política, como era Borrell. Dado que el PSOE ha salido escaldado de su experiencia periférica con Zapatero al frente, está por ver si está dispuesto a arriesgarse de nuevo. Rubalcaba es un clásico que quiere ser confundido con un moderno y Chacón es una moderna que teme ser confundida con una posmoderna. En teoría, el problema de Rubalcaba es que tiene demasiado pasado y eso lo hace demasiado previsible, mientras que el problema de Chacón es que tiene demasiado futuro y eso la hace demasiado imprevisible. Rubalcaba es un líder en blanco y negro y Chacón es una líder en color. Un líder en blanco y negro es alguien que garantiza una memoria solvente del pasado, lo cual es bueno, pero no es alguien que garantice una proyección solvente hacia el futuro, lo cual es malo. Una líder en color es alguien que garantiza una cierta seducción, lo cual es bueno, pero los seducidos suelen exigir un alto precio que los seductores no siempre están en condiciones de pagar, lo cual es malo. Rubalcaba suele decir que tiene ganas y fuerzas para liderar el PSOE, pero lo dice demasiadas veces y esa insistencia alimenta la sospecha de que tal vez él mismo duda de sus propias ganas y de sus propias fuerzas. Chacón no suele hablar de Catalunya ni del PSC ni de las enrarecidas relaciones de este con el PSOE, y ese silencio alimenta la sospecha de que tal vez ella misma no tiene claro cómo gestionar esas relaciones. Rubalcaba ha llegado demasiado tarde a la cita con su destino y ese hecho es un lastre para sus expectativas de liderazgo, y no porque la gente no aprecie sus virtudes y sus habilidades, sino porque puede creer que son virtudes y habilidades anacrónicas, buenas para otro tiempo pero no para este. Chacón ha llegado demasiado pronto a la cita con su destino, pero no porque sea demasiado joven, sino porque muchos socialistas todavía la siguen considerando demasiado periférica. La gran incógnita no es sólo a quién de los dos prefieren los socialistas, sino a quién de los dos prefiere la derecha: si a Rubalcaba para seguir odiándolo por ser Rubalcaba o a Chacón para empezar a odiarla por ser catalana.
Antonio Avendaño

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