En esta conferencia, partiendo de Sylvia Plath, la más afamada escritora en lengua inglesa del siglo XX y símbolo del escritor maldito, se analizaron los últimos hallazgos de la investigación que confirman la creencia de que existe concordancia entre los trastornos afectivos bipolares y la creación artística.
La conferenia corrió a cargo del Profesor Tomas Motos Teruel (Director del Master Teatro y Educación) y se celebró ayer día 2 de febrero, jueves, a las 19 horas en el Salón de Actos del Colegio Mayor Luis Vives de Valencia.
La edición de
"Ariel" que nos ofrece Hiperión es bilingüe. La traducción y notas corren a cargo de Ramón Buenaventura, que hace un trabajo precioso y emotivo, un verdadero homenaje a una autora cuyos versos él adora.
Se dice que Sylvia Plath escribió Ariel aproximadamente durante los dos meses anteriores a su suicidio, a ese 11 de febrero de 1963 en el que se levanta muy temprano, lleva el desayuno a sus hijos a la cama y después se encierra en la cocina, mete la cabeza en el horno y abre el gas. Los poemas de Ariel muestran el proceso de caída de la autora, ese deseo de la muerte como una liberación, pero también se ve en sus versos el amor por sus hijos, el dolor por el abandono de su marido –Ted Hughes–, los sentimientos encontrados hacia su padre, que murió cuando ella era una niña, y alusiones al paisaje que la rodeaba y que era evocador de su pena. Son poemas que nos dejan el corazón encogido y que nos transmiten ese dolor de vivir.
"La campana de cristal" es una ficción autobiográfica ambientada en los años 50, con cierta reminiscencia en tono a “El Guardián Entre El Centeno” de J. D. Salinger, que Sylvia escribió con el seudónimo de Victoria Lucas.
Reflejando su propia personalidad, se remarca la angustia de la protagonista femenina de “La Campana De Cristal”, su alter ego llamado Esther Greenwood, quien narra en primera persona y en tiempo pasado sus avatares, desarrollando su historia de enajenación e inadaptación, de crecimiento personal, con una mirada cínica pero realista, profundizada en su entramado emocional y psicológico, tratada con sensibilidad y narrada con ritmo.
Contiene esta huida de un contexto opresivo momentos para el comentario social, con trazas de humor irónico, y otros para la aflicción, variedad de sentimientos que enriquece esta agridulce exposición de una pesarosa degradación mental, la misma que sufrió la autora estadounidense en su propia vida.
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