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Manuel Mata: "Es inexplicable intentar repetir como líder cuando la mayoría rechaza tu gestión"

| | martes, 13 de marzo de 2012
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El exdiputado, al que se le atribuye menor ejército que a otros aspirantes, propone debates y consultas a la militancia para exhibir el apoyo real de cada candidato y agitar a las bases a su favor. ¿Dará la sorpresa?
Manuel Mata (Valencia, 1959) recibe a Valenciaplaza.com en su despacho, situado en una céntrica calle de Valencia. Decenas de carpetas repletas de documentación se apilan formando sólidas torres detrás de la mesa, presidida por un enorme monitor que suscribe la afición del abogado por las nuevas tecnologías y su incesante actividad en las redes sociales. Sonriente, muestra ilusionado el último vídeo sobre su candidatura que unos estudiantes han colgado en la red y navega por la web y Facebook de Esperanza Socialista enseñando los últimos avances de la plataforma que encabeza. Mata ha compatibilizado una exitosa carrera profesional como abogado con su actividad política. Fue asesor del grupo socialista en el Parlamento Europeo en 1986 y 1987 para desempeñar las mismas funciones después en la Generalitat Valenciana con Joan Lerma como presidente los dos años siguientes. A esa etapa le siguieron seis años como concejal en el Ayuntamiento de Valencia, dos en el gobierno y cuatro en la oposición. En el ámbito orgánico, entre otros cargos, ostentó la portavocía de la Ejecutiva del PSPV con Ignasi Pla como secretario general. Desde 2010 venía avisando. Se presentó a las primarias para ser el candidato del PSPV al Ayuntamiento de Valencia frente a Joan Calabuig. Sin el apoyo del aparato, logró un meritorio 40% de los votos. Su imagen, prestigio profesional y solvencia en los discursos y debates, son algunas de sus armas. En cambio, se considera su punto débil la falta de fuerza en el aparato orgánico, sobre todo en Alicante y Castellón, para alcanzar la secretaría general.
-Desde que se presentó a las primarias de 2010, no ha dejado de ser un activo crítico en el PSPV... -
Crítico y propositivo. Llevo 30 años de militante y me he pasado toda la vida levantándome cada mañana pensando en cómo podemos cambiar el mundo. Yo creo que lo hacen todos los militantes socialistas. Nunca he entendido a la gente que tras ser concejal, director general o conseller... abandona la participación política cuando les relevan de los cargos, algo muy habitual en política. Fui concejal hace 30 años, terminé la pasada legislatura fui diputado, y durante años no he sido cargo público: pero siempre he participado porque es mi obligación.
-Su trayectoria es extraña. Normalmente un político sigue un camino ascendente y después desciende o se estanca. En cambio, su vida política no ha sido lineal.
-Sí, suele ser así. La política institucional es algo muy accidental: cuentan contigo hasta que dejan de contar. Pero bueno, esto no es una profesión.
-De hecho su profesión es la abogacía. Ha llevado casos importantes como el de Baxter o Maeso. ¿Qué le da la política que no encuentra en su trabajo?
-La política, no. Ser socialista. Es un elemento consustancial a mi personalidad. Nací en el PSOE y moriré en el PSOE. Nunca he contemplado estar en otro partido, lo que ocurre es que hay muchas cosas del mío que no me gustan y trato de cambiarlo. Como decía antes, es mi obligación.
-Entre las propuestas de Esperanza Socialista está la de abordar una consulta directa a la militancia sobre sus preferencias para la secretaría general del PSPV. ¿Tan seguro está de que sería el más votado?
-No, en absoluto. Se habla de un desprestigio de la política y es mentira. La crisis es la ausencia de política. La gente cada vez lee más blogs, libros, habla con sus familias, amigos... de política. Pero lo que la gente no entiende es que los partidos se parezcan cada vez menos a la sociedad: la sociedad es cada vez más participativa, plural, diversa... los partidos tienen que ser también así. Hay una gran diferencia ahora entre la militancia del PSPV y sus dirigentes. Los militantes son cada vez más parecidos a la sociedad y los dirigentes cada vez se parecen menos.
-'Un militante, un voto' para la secretaría general. Usted fue de los que defendió el 'sí' en el Congreso Federal. ¿Qué pasó?
-Yo lo he tenido claro desde hace 30 años. Pensaba que esta vez se iba a conseguir. Para mi sorpresa hubo gente desde la dirección del partido que se opuso frontalmente y otros que habían hecho de ello su bandera pero que luego no participaron de las votaciones esenciales, como fue el grupo de Francesc Romeu. Yo tengo la conciencia muy tranquila.
-¿Volvió decepcionado del Congreso Federal?
-La ventaja de este partido es que al día siguiente de que nombramos una dirección todo el mundo la apoya. Pero para mí fue triste porque creo que el partido tenía que haber apostado por soluciones más de futuro en el aspecto organizativo, de liderazgo... son experimentos que a lo mejor no salen bien, pero hubiera preferido el riesgo.
-Está adscrito a la corriente Izquierda Socialista. Los que le critican dicen que usted quiere representar renovación cuando IS es tanto o más antigua que otras corrientes del PSPV. ¿Qué dice a eso?
-Izquierda Socialista luchó contra la OTAN, contra la reforma laboral, contra la reforma de pensiones, luchó por la democracia interna del PSOE... contiene los valores fundacionales de este partido que busca una sociedad de hombres y mujeres cada vez más libres, más honrados, más formados, más iguales... ese era nuestro ideario hace 132 años y ahora no es viejo. Es lo más moderno que tiene este partido. La izquierda en su conjunto, en el partido socialista europeo, es lo más moderno que hay. Si lees el programa de François Hollande, parece revolucionario en España. Si nosotros estuviéramos pidiendo un impuesto de la renta para los que ganen más de un millón de euros del 75%, una tasa del 15% a los bancos, una banca pública separando la comercial de la financiera, una prohibición a los bancos nacionales que tuvieran sedes en paraísos fiscales... dirían que somos unos izquierdistas irredentos. Pero ese va a ser el programa de gobierno del presidente de la República francesa.
-Usted defendió el ‘no' a la gestión de Rodríguez Zapatero en el Congreso Federal y aquí también la rechaza. Si en el congreso del PSPV Jorge Alarte se encuentra a las puertas del cónclave un alto porcentaje negativo de voto a su gestión, ¿debería retirar su candidatura?
-Creo que es inexplicable en términos políticos que alguien al que le han rechazado lo que ha hecho en los últimos tres años aspire a repetir desde ese cargo. Alarte es un activo de este partido que puede estar en la dirección en el nivel que quiera, puede estar en el grupo parlamentario con responsabilidades, es una persona joven con porvenir político, pero no es el secretario general que el partido necesita.
-Esperanza Socialista ha presentado 156 enmiendas a la ponencia marco abarcando todos los ámbitos. Una de ellas, va dirigida a la creación de una corporación financiera pública valenciana. ¿Cómo lo abordaría?
-En Estados Unidos, hay 15 estados que tienen un banco público. Los lander alemanes tienen cajas de ahorro públicas. Por el contrario, aquí la derecha ha esquilmado y saqueado las dos cajas que teníamos que eran la tercera y la cuarta en el ámbito nacional y además ha destrozado nuestro banco de referencia que era el Banco de Valencia. Dicho esto, nosotros tenemos instrumentos como el Instituto Valenciano de Finanzas o incluso la Sociedad de Garantías Recíprocas (SGR) que tienen ficha bancaria y deberían ser un gran banco público valenciano que dé seguridad al ahorrador, que cubra las necesidades de gente que necesita pólizas de crédito para emprender pequeños negocios a intereses razonables, que no desarrolle actividades especulativas y que esté bien gestionado. Caixa Ontinyent es el paradigma de excelente gestión en el sistema financiero español. Zaplana hizo una reforma de la ley de cajas para ‘vampirizar' el poder dentro de las cajas y se han visto las consecuencias. El problema es que el pequeño empresario valenciano no tiene quien le dé un crédito porque los bancos no quieren dar dinero ni siquiera para poder comprar a los proveedores. Tampoco quieren dar hipotecas, a no ser para el paquete inmobiliario que ellos tienen. Estamos desasistidos, necesitamos que circule el crédito y eso solo se puede hacer con garantías desde el sector público y no enterrarlo en agujeros ni en macroempresas, sino en las pymes, los emprendedores, los autónomos y, en definitiva, los ciudadanos.
-Viendo sus enmiendas, son una hoja de ruta no sólo en el ámbito orgánico, sino también para hacer oposición e incluso para gobernar. En cuanto al PSPV, al funcionamiento del partido, ¿cuáles son los pilares básicos de su propuesta para renovar el socialismo valenciano?
-Lo esencial para recuperar la credibilidad social es que la democracia sea un concepto radical en su modelo organizativo. Que se elijan directamente a los responsables políticos, a los candidatos tanto en municipios como para la Generalitat, que hagamos una apuesta por adecentar esto, desprofesionalizarlo con la limitación de mandatos, con la no acumulación de cargos. Que sea transparente en sus finanzas, en la organización, y que la toma de decisiones sea colectiva: tenemos que abrir las puertas, las ventanas y los ordenadores del partido para que los militantes hagan propuestas. Que se tomen las decisiones de abajo a arriba. Yo siempre digo que el partido debe tener militantes que se toquen más, que generen lugares de encuentros y no convivir en un clima tóxico en el que hay ‘los unos y los otros'. Un partido que necesita recuperar un aspecto festivo, sonreír, estar contento de militar en el PSPV y reconstruir esto dándole vitalidad con la expectativa de que podemos volver a las instituciones a ayudar.
-Jorge Alarte ha concentrado gran parte de estrategia en la corrupción. ¿Hacia dónde van sus líneas maestras para hacer oposición?
-Debemos ser inflexibles e implacables con la corrupción. El problema del PP en la Comunitat es que nos ha empobrecido. Ahora somos 13 puntos en renta per cápita respecto a la media nacional y el causante es el PP. Ha llegado a convencer a la sociedad valenciana de que somos ricos y somos todo lo contrario. Cuando la gente va percibiendo y va notando que eso se produce, que no les llegan las becas, que la ley de Dependencia no se aplica, el sistema sanitario empieza a no funcionar, los colegios están en rebelión... Es un edificio que se derrumba. Nosotros debemos ser los que tenemos que apuntalar el edificio y recuperar el orgullo de ser valenciano y hacer ver a la sociedad que uno no es más valenciano cuando es del PP sino que es más valenciano cuando vive mejor.
-Su nombre ha sonado en todos los pactos y combinaciones precongresuales posibles...
-¡Eso significa que no estoy en ninguno!
-De los otros aspirantes, ¿de quién se ve usted más alejado?
-Las propuestas que hace Ximo Puig son muy sensatas, pero él no tiene credibilidad. Las propuestas que ahora hace Jorge Alarte son también muy sensatas pero tampoco tiene credibilidad. Yo aporto el plus de credibilidad: no solo porque siempre he dicho estas cosas sino porque no quiero ser un político profesional. Quiero ser un secretario general que pueda seguir yendo a los juzgados, con menor intensidad lógicamente, y aprovechar lo mejor de los otros sectores del partido. Quiero estar rodeado de gente que sean mejores que yo. Seguro que Ximo, Jorge y Francesc Romeu son mejores que yo en muchas cosas y deben tener un papel. Pero yo necesito que los valencianos al día siguiente del congreso piensen que vamos en serio con la regeneración. Desde luego, volver a personas que han estado 25 años en primera línea o personas que han tenido fracasos muy recientes no pueden representarlos.
Los otros candidatos piensan que no alcanzará a recoger los avales para presentarse. ¿Qué hará si no lo consigue?
-Estoy seguro de que los voy a recoger. Esto que hacen de contar y cómo cuentan es desconocer cómo funciona el partido. Ya pasó en el congreso provincial, donde las cuentas del ‘gran capitán' no eran correctas. Confío en que haya 105 delegados que me permitan dirigirme al pleno y darles la posibilidad de elegir. Lo peor que podría ocurrir es que hubiera una confrontación de dos candidatos que termina en un equipo derrotado y otro vencedor.
-Su plan entonces es alcanzar el 20% y llegar a una ‘final' a tres para convencer a la militancia en su discurso en el plenario...
Sí. Además yo tengo la ventaja de que no asumo las derrotas como derrotas vitales. Lo que quiero es ofrecerme y que decidan los militantes y si eligen a otro estaré encantado de apoyar al compañero que designen. Me ha pasado otras veces. Pero tienen el derecho de elegirme a mi también.
-Usted también ha propuesto debates entre los diferentes candidatos. ¿Por qué no ha salido adelante?
No lo sé. He propuesto hacer debates entre los candidatos, que se haga una consulta de todos los militantes y les he dicho que si no soy el más votado, no me presento... y no se ha querido hacer.
¿Se ha encontrado con muchas zancadillas en el proceso?
No, no especialmente. Me he encontrado con alguna sorpresas de gente que me ha dicho que me daba el aval de precandidato y luego me han llamado para pedirme perdón porque no podían otorgármelo por presiones. Pero bueno, si los militantes están convencidos de que son los dueños del destino de este partido, harán los cambios.
¿Se ha reunido con alguno de los otros aspirantes?
-Sí. Con todos. He hablado con los tres y la relación es muy cordial. Al principio y al final, habrá 'buen rollo'.
X. AGUAR.

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