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NADA ESTA ESCRITO

| | viernes, 23 de marzo de 2012
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Una de las cosas que mayor satisfacción me está produciendo en estos días en que he tenido la oportunidad de visitar buena parte de las comarcas del País Valenciano y hablar con los y las militantes del PSPV es comprobar que existe una amplia sintonía con las ideas que, desde Esperanza Socialista, queremos transmitir y que podemos resumir en una frase: construyamos un futuro solidario para los valencianos y las valencianas. Esa es nuestra primera preocupación y para lograrlo necesitamos un partido nuevo, fuerte y cohesionado. Es cierto que desde los medios de comunicación se insiste día tras día en el mismo mensaje manido sobre cómo es el proceso del PSPV hacia el 12 Congreso. Un paisaje de alianzas, de promesas de cargos a cambio de votos, donde los mismos nombres del pasado se repiten una y otra vez. Un debate decepcionante donde sólo sirve como arma disuasoria el número de delegados y delegadas que cada uno ostenta y que, sumados en su conjunto, ya superan con creces al total de los y las elegidos para el Congreso. Esta forma de encarar el proceso está hurtando a la ciudadanía el que debería ser el verdadero debate; un debate de ideas en torno a la regeneración del Partido, sobre un nuevo modelo económico para el País Valenciano que nos saque de la postración en que nos ha sumido el Partido Popular, sobre una mayor solidaridad para afrontar las situaciones de quienes más están sufriendo los efectos de la crisis, sobre cómo recuperar la dignidad de ser valenciano devastada por los escándalos de corrupción y de despilfarro. Creo que es el momento de romper con todo eso. El Congreso lo decidirán los delegados y delegadas en Alicante y no los contables con sus libretas. No somos un partido de contables, somos un partido de izquierdas, democrático, asentado en los valores tradicionales del socialismo, solidario y con futuro. Cuando Zapatero fue elegido Secretario General del PSOE en el 35 Congreso, su candidatura la respaldaron 184 delegados y delegadas, frente a 350 de respaldo a Bono. Los contables fallaron, como pasó en las primarias en que José Borrell fue elegido candidato a la Presidencia del Gobierno. Nosotros creemos en un Partido libre, donde cada delegado y delegada tiene sobre sí la responsabilidad que supone el que cuarenta compañeros y compañeras le han otorgado esa representación y tiene la obligación de ejercerla respetando la opinión de quién se la ha otorgado con su voto, con la mirada puesta en el día después del Congreso. En este proceso no ha existido voluntad política para dar la palabra a los y las militantes. Nosotros, entre otras propuesta para democratizar el Partido, defendemos la elección directa del Secretario o Secretaria General mediante votación directa de los militantes. Hemos reclamado una consulta no vinculante que permitiera a los y las militantes expresar su opinión, pero existe miedo a dar la voz a las bases del Partido, porque cuando las bases tengan la palabra su grito va a ser atronador. Nuestra opción es clara y sin dobleces. Pese a los innumerables pactos en que nos han colocado a Esperanza Socialista y, sin duda, nos colocarán hasta el Congreso, concurriremos como opción propia en el Congreso si los y las representantes elegidos así lo quieren. Somos la alternativa de los y las militantes y somos la única opción de integración que puede garantizar un futuro para este partido. Porque no hay que ganar un congreso, hay que ganar a toda esa parte de la sociedad que ya no cree en los socialistas, que no nos ve como alternativa de gobierno y que, si no damos un giro radical a nuestras propuestas, puede que ya no nos vea ni como al primer partido de la oposición. Y para eso hay que aportar un plus de credibilidad que no pueden ya aportar las fórmulas agotadas después de tantos años de barajar las mismas cartas. La deriva de los últimos años ha instalado al Partido en un reducto defensivo desde el que resulta cada vez más difícil ver lo que hay más allá. Ahora los delegados y delegadas tienen en sus manos las herramientas para romper esos muros que nos aíslan y convertir al Partido en lo que nunca debió dejar de ser: una imagen de la sociedad a la que representa y a la que debe servir si quiere convertirse de nuevo en el legítimo representante de la mayoría del pueblo valenciano
Manolo Mata

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