Alarte busca evitar el congreso

El secretario general avisa a Puig, alcalde y diputado nacional: «Que cada uno se quede donde concurrió en las urnas»

El secretario general del PSPV, Jorge Alarte, tiene asumido que no llegará al congreso en el que los socialistas valencianos renovarán su dirección en solitario. Su entorno dice que las cuentas dan para revalidar el título de vencedor que se vistió hace cuatro años, pero su discurso de ayer ante más de un centenar de delegados y simpatizantes dijo totalmente lo contrario. En un gran «pacto por el socialismo valenciano» para evitar las votaciones de enmiendas se basa la estrategia del líder del PSPV. En eso y en recomendar a sus rivales que cada cual se quede «en el mismo sitio por donde concurrió en las urnas». Es decir, que Ximo Puig se dedique a ser diputado nacional y alcalde de Morella, Francesc Romeu en su trabajo en Renfe, y Manolo Mata ganando casos como abogado, que él, se queda en Les Corts. Y precisamente en su condición de portavoz de los socialistas valencianos en el Parlamento autonómico basa su pedigrí de secretario general, algo que lo distingue del resto de aspirantes. Jorge Alarte sabe que el de Alicante no será un congreso fácil para él. Más bien todo lo contrario. Al cónclave llegará con la losa de haber visto fracasar su gestión en el 75% de las agrupaciones del PSPV, con un frente de sensibilidades hasta este momento sin afinidad y ahora unidas contra su manera de organizar el partido y con una amenaza de que él puede quedar invalidado el primer día de congreso si el plenario dice no a su evaluación. Sería el primer secretario general del PSPV que pierde un congreso intentando revalidar su cargo. Por eso, si puede evitar el sonrojo, pondrá los medios. Y ayer, el de Alaquàs asumió «toda la responsabilidad, pero no toda la culpa». Hasta en una docena de veces aseguró que la clave que hará que después de este cónclave se deje de hablar de los «líos y pasteleos» del PSPV será el «pacto». «La gestión tiene que salir adelante, porque no es sólo mía, es la de los 21.000 militantes», señaló para corresponsabilizar de un batacazo a toda la organización. Tampoco desaprovechó la ocasión para sacar a paseo las analogías entre el pasado y el futuro que tanto gustan en el socialismo valenciano. «El pasado es necesario para construir el futuro, pero sólo el pasado (en alusión a Puig) no construirá un futuro mejor», dijo. El caso es que Alarte quiere ahora evitar la «enésima guerra civil» en el socialismo valenciano y cambiarla por «una política seria refrendada por todos». «Os convoco una vez más a que rompamos la dinámica», dijo a sus delegados, porque, aunque siempre han salido de los congresos divididos, «esta vez sí vamos a hacer que sea diferente». Y todos aplaudieron a su líder. Casi como los falleritos que pasaban por la puerta del acto tras haber recogido el ninot. Todo un símbolo.

M. HORTELANO