Alarte queda en manos de Pajín

El PSPV parece estar condenado a repetir su historia. Si hace cuatro años los avales de la entonces todopoderosa secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, sirvieron de pasaporte hacia la secretaría general para Jorge Alarte, en esta ocasión, las firmas de sus delegados vuelven a ser decisivas. A pesar de que existe un pacto no escrito con la alternativa que encabeza el alcalde de Morella, Ximo Puig, para ir de la mano y evitar que Alarte siga dirigiendo el partido, lo cierto es que la exministra no se ha dejado ver en ninguno de los actos del castellonense ni se ha pronunciado en favor de ninguna candidatura. La circunstancia cobra mayor transcendencia aún si se tiene en cuenta que en la provincia de Alicante las cosas nunca son blancas o negras, sino que se mueven entre una amplia gama de grises. El mejor ejemplo se evidencia de los once delegados conseguidos por la hasta ahora secretaria de Organización de Alarte, Elena Martín. La alicantina presentó la segunda lista más votada en su agrupación y aporta para el saco de delegados de Leire Pajín (de quien es íntima amiga) un buen puñado de firmas. Las dos están por el cambio de caras en la dirección del PSPV, pero en esa coincidencia, también hay alguna divergencia. Mientras que afines a Pajín como los diputados Federico Buyolo, Ana Barceló o Verónica López, se han retratado con Puig y su entorno (han firmado su manifiesto también), ni Leire ni Elena han seguido sus pasos. La primera porque sabe que su valor aumenta cuanto menos se posicione. La segunda porque quiere cambio, pero no le gustan las nuevas caras. Además, para la también portavoz en el Ayuntamiento de Alicante, ceder sus delegados a Puig tiene un coste personal aún mayor. Está enfrentada al impulsor de la lista ganadora en la asamblea de la ciudad, Ángel Franco. Los 16 delegados de su candidatura serán para Puig, pero la número tres de Alarte no está dispuesta a compartir nada con su enemigo, por lo que sus avales podrían acabar terminando en saco alartista. Los afines a Pajín se atribuyen más de medio centenar de delegados de los 391 que se han elegido directamente en las agrupaciones. Faltan los congresillos de restos para asambleas menores. El problema del pajinismo es que en esta ocasión acude dividido al congreso. Mientras una parte está en la órbita de Puig con el objetivo de encabezar un nuevo proyecto sin el actual líder, otros, como los afines a Martín, irán por libre. En la candidatura de Alarte nunca han dado demasiada credibilidad a la unión Pajín-Puig, ambos miembros de familias históricamente enfrentadas en el seno del partido. De hecho, durante el precongreso defienden que si al exministra no ha salido a la palestra es porque no tiene decidido a quién dará sus avales. En la dirección del PSPV confían en poder contar con ellos en el último momento. En el sector alartista siguen sin ver el descalabro y no dudan el atribuirse 170 delegados de los 391 ya elegidos (casi la mitad). Eso sí, la secretaria provincial del PSPV de Alicante y afín a Pajín, Ana Barceló, avisa en una entrevista a LAS PROVINCIAS de que la hora de Alarte ha pasado «porque ha tenido más empeño en dividir que por construir». Para la diputada autonómica, alineada con Puig, «el tiempo de los liderazgos y el carisma ha pasado. Hablamos de equipos que levanten el partido». De ahí que a nadie extrañe que en ese equipo tenga cabida el tándem Pajín-Puig. «Todo está abierto y hasta el mismo sábado del congreso no se resolverá el misterio», decía ayer un dirigente valenciano. El mismo misterio que el del destinatario final de los avales que el nuevo G-4 que encabezan los jóvenes municipalistas con los alcaldes de Mislata y Faura a la cabeza. El grupo @una ha recabado 38 avales, pero espera llegar a 50 y ser un grupo tan decisivo como el de Pajín en el congreso. Lo cierto es que Alarte deberá pactar con otro candidato, o ganarse el favor de los que tienen votos pero no cabeza de cartel.