Como el congreso de Alicante no pique en todo lo alto en varas y tire al PSPV hacia arriba, los socialistas valencianos tienen un problema más grave de lo esperado. Ayer, en la Cadena Ser, los cuatro candidatos a la secretaría general pasaron los 25 minutos de ¿debate? sin pena ni gloria y con un titular que hubo alguien que acertadamente apuntó en la cabina de control: «Que se besen, que se besen». Hasta Bernardo Gumánz, que moderó la paz en esa descafeinada guerra, pidió un poquito más de brío a los cuatro aspirantes que quieren liderar un proyecto que lleva camino de alcanzar los veinte años en la oposición. Alarte, que tiene que defender su corona, optó por una estrategia dulzona. De besos y abrazos. La misma que ha seguido hasta ahora. Agazapado en su caparazón de la cuarta planta de Blanquerías y con un discurso para sumar, unir y pactar que hace pensar que o no acepta que el resto lo quieren matar (políticamente, claro) o que ya asume una derrota que él mismo empieza a definir como un pastelón. Las sensaciones que transmite el actual líder no son ni animosas ni optimistas. Ayer, en lugar de defender su proyecto a capa y espada incluso se dedicó a loar las propuestas «de Manolo, Ximo y Francesc». Los aspirantes, que tenían delante a su secretario general (por lo menos hasta el fin de semana), ni se pararon a ponerle un pero a su gestión. Eso ya vendrá en el congreso. Ante tanto colegueo, lo raro es que sobre la mesa haya cuatro propuesta diversas pero en ningún caso renovadoras. Caras viejas y sobadas para un partido en depresión. Manuel Mata, el más a la izquierda de todos los aspirantes, quizá estaría más a gusto en un partido como Compromís. Dice que estará en la parrilla, aunque muchos lo ven como el más débil de todos a la espera de su oportunidad pactada o no en 2015. Fue un debate más de coincidencias que de diferencias. Aseguraron que lo más importante, por encima de las cuestiones internas, es el partido y derrotar al PP de Fabra. Una apreciación yuxtapuesta al hecho de que en Alicante se presenten cuatro sensibilidades diferentes, con ideas distintas y con el mismo objetivo: ganar. Coincidieron en el hecho de que Ferraz debe estar al margen del proceso de elección. Alarte, que es el que manda por ahora, garantizó la neutralidad de Madrid. Pero como todo es subjetivo, incluso la política, seguro que el señor Rubalcaba no se olvida de que Puig sacó a sus tropas a desfilar ante la exministra de Defensa Carme(n) Chacón. Romeu, que es el único que hiló su monólogo (que no debate) en valenciano, apuntó que el PSPV debe estar por encima «del reparto de cuotas y sillas». Algo que paradójicamente muchos dicen que es lo único que busca. Puig y los suyos (apareció con José Manuel Orengo) se ven ya como ganadores. Quizá deban aprender de la experiencia de José Luis Ábalos en la misma ciudad para honor y glória de Pla. Por cierto, si pierden todos estarán al servicio del nuevo secretario general... o eso dijeron
HÉCTOR ESTEBAN | | VALENCIA
Lo más interesante del artículo quizás sea la fotografía. ¿Nos da una pista de cómo se emparejarán en el Congreso de Alicante? ¿Cambia Romeu de pareja? La proximidad a la cámara ... ¿Indica proximidad al poder?
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