La garantía de que el secretario general no optará a la reelección evitaría el escándalo del voto de castigo
Con el paso de los días, el actual secretario general del PSPV, Jorge Alarte, tiene cada vez más complicado optar a la reelección. Si bien ayer el propio Alarte aseguraba que no contempla «otro escenario» que el de seguir al frente de la federación valenciana, lo cierto es que amplios sectores del partido, incluidos sus afines, empiezan a dar por sentado que los delegados al congreso tumbarán el informe de gestión del secretario —como ha sucedido casi sin excepciones en las asambleas locales—, previo a los discursos de los candidatos.
El guión, con todo, puede cambiar si Alarte decide finalmente no presentarse. Según ha podido saber ABC, sectores del PSPV estarían dispuestos a «aprobar» el informe de gestión si a cambio obtienen la garantía de que el actual secretario general no optará a la reelección. Una posibilidad que abriría diversas fórmulas —incluida la candidatura del alcalde de Mislata, Carlos Fernández Bielsa, con el apoyo de los delegados afines a Blanquerías—, y que incluso podría romper la extraña alianza fraguada precisamente contra la continuidad de Alarte por el candidato lermista, Ximo Puig, y el sector liderado por la exministra Leire Pajín.
El rechazo al informe de gestión de un secretario general que además aspira a la reelección supondría un importante revés para el proceso de renovación que ha comenzado el PSOE en toda España, y que por el momento se ha saldado con resultados contrarios a las apetencias del nuevo secretario federal, Alfredo Pérez Rubalcaba. El pacto tácito para permitir el aprobado de dicho informe, siempre a cambio de la garantía de que Alarte retiraría su candidatura, permitiría al menos salvar las apariencias.
Al margen de dar una «salida digna» a Alarte, que seguiría en el grupo parlamentario en las Cortes Valencianas, dicho aprobado podría articularse a través de un pacto previo para que la gestión del secretario general recabase un apoyo ligeramente superior al 50%, o bien una abstención general de aquellos sectores que han votado en contra en las asambleas, según fuentes consultadas por ABC.
El papel de Ferraz
En las últimas horas se había especulado con la posibilidad de que Ferraz interviniese a favor de la candidatura de
Francesc Romeu para evitar que una eventual victoria de Ximo Puig se interpretase como un triunfo de Leire Pajín —que apostó por Carme Chacón en el congreso federal—. Sin embargo, tanto unos como otros descartaron ayer dicha posibilidad. En el caso del sector lermista, incluso, se juega con la baza de que tradicionalmente el PSPV ha elegido direcciones enfrentadas a la oficialidad de Ferraz, por lo que consideran que incluso podrían salir beneficiados de producirse esta circunstancia.
Más allá del papel de la dirección federal, Alarte sigue perdiendo apoyos por momentos, y la plataforma «@una» —que reúne a varios alcaldes de toda la Comunidad afines a Blanquerías— ha empezado a enfriar su respaldo al secretario general. Un respaldo que, por otra parte, nunca han hecho explícito.
Por su parte, el candidato de Esperanza Socialista,
Manuel Mata, intenta captar apoyos entre los delegados teóricamente alineados con Alarte y también entre los que siguen a Puig.
La candidatura de Mata ya ha mantenido contactos con dirigentes de ambos sectores, que verían con buenos ojos su «tercera vía».
D. M./M. A. R.
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